Meritxell Bellatriu es psicóloga. Empezó su carrera profesional en el campo de la psicología clínica con adolescentes y adultos, especializándose en los trastornos de ansiedad. Hace un tiempo se planteó unir sus dos grandes pasiones: la psicología y el deporte. Así empezó su proyecto profesional y personal, asesorando a deportistas de diferentes especialidades con distintos objetivos. Su principal objetivo es acompañarlos en su crecimiento personal para hacer realidad sus retos y metas.

La ansiedad en el fútbol

En el mundo del deporte, es bien conocido que, la ansiedad puede jugarnos malas pasadas y condicionar nuestro rendimiento en el campo e incluso aumentar las posibilidades de sufrir una lesión. Por ejemplo, si un jugador se siente muy angustiado antes de empezar una competición, puede que su cabeza comience a generar pensamientos y percepciones negativas, como consecuencia a esta evaluación cognitiva, aparecen alteraciones fisiológicas como aumento de la respiración, del ritmo cardíaco y tensión de la musculatura, aumento de la fatiga y disminución o pérdida de atención, lo que aumenta significativamente la posibilidad de sufrir una lesión en el transcurso del partido.

Esto no quiere decir que la ansiedad sea siempre negativa sistemáticamente. Una cierta dosis de ansiedad es necesaria para rendir y para sentirse puesto en el partido. Esta dosis adecuada estaría relacionada con la motivación hacia el encuentro, el nivel de activación necesario para realizar una buena ejecución y la percepción de poder hacer frente al encuentro. Para una buena gestión de la ansiedad cada jugador debería identificar cual es esa dosis necesaria y adecuada. No es la misma para todos, ni para todas las situaciones que se dan.

Diríamos, pues que, la ansiedad es un estado emocional que incluye sensaciones de nerviosismo, preocupación y aprensión, relacionadas con la activación del organismo. Así, la ansiedad tiene un componente de pensamiento (por ejemplo, la preocupación y la aprensión) llamado ansiedad cognitiva, y un componente de ansiedad somática, que constituye el grado de activación física percibida.

La ansiedad en la competición puede venir dada por diferentes motivos, por ejemplo, algunos de ellos: la falta de confianza en uno mismo y/o en el equipo o la percepción de no tener los recursos necesarios para hacer frente a una determinada situación, expectativas muy altas, baja autoestima, presión elevada (interna y/o externa), ejecuciones negativas pasadas y miedo al fracaso.

Frente a la ansiedad, el jugador puede poner en marcha una serie de recursos,  estrategias y técnicas que le ayuden a gestionarla adecuadamente para que esta no acabe siendo un obstáculo para la consecución de sus objetivos individuales y de equipo.

Para una adecuada gestión de la ansiedad, en primer lugar deberíamos investigar y conocer la causa de esta y cómo condicionan y/o en qué grado comprometen el rendimiento del jugador. A partir de ahí, establecer qué podemos hacer para hacerle frente.

Algunas de las técnicas psicológicas que nos pueden ayudar para una mejor gestión de la ansiedad son:

  1. Establecimiento de objetivos concretos, realistas, por encima de nuestras posibilidades pero que no superen nuestra capacidad. Estos nos ayudaran a establecernos objetivos reales y adecuados a nivel individual y de equipo. Esta es una herramienta útil para todo deportista y para los entrenadores. Para estos últimos, es importante que marquen los objetivos de la competición adecuándose al nivel y capacidad de los componentes del equipo.
  2. Utilizar técnicas de control de la respiración y relajación. Estas pueden ayudarnos a regular nuestro nivel de activación y a centrarnos en aquello que podemos controlar, nuestra respiración. Por ejemplo, la relajación muscular de Jacobson.
  3. Entrenamiento en imaginación o visualización. Nos ayuda a entrenar previamente aquellas situaciones que nos generan ansiedad de una forma controlada y a desarrollar estrategias de afrontamiento. También después de un error, es positivo, imaginar la realización adecuada de dicha acción. Esto nos ayudará a no quedarnos centrados en el error y poder seguir adelante.
  4. Centrarse en el aquí y ahora. El pasado y el futuro no están en nuestro poder. Sólo importa el presente, la oportunidad que tenemos delante. No quedarse encallado en los errores pasados.
  5. Focalizarse en aquello que  podemos controlar. Atendiendo a aquello que depende directamente de nosotros y dejando de lado aquello que no podemos controlar o que no depende de nosotros, como la ejecución o juego del equipo oponente, las condiciones climatológicas….
  6. No juzgar. Muchos deportistas suelen categorizar su actuación de buena o mala. Durante la competición, cuando juzgamos una actuación es común empezar a generalizar (siempre pierdo las pelotas fáciles, no puedo ni meter uno cuando más lo necesitamos). Esto supone una pérdida de concentración, aumento de la ansiedad y afecta negativamente a la toma de decisiones. No hemos de ignorar los errores, simplemente se trata de ver la ejecución tal cual es, sin juzgarla.
  7. Control de pensamientos. Lo que pensamos es importante y si es negativo afectará a nuestro rendimiento y aumentará nuestra ansiedad como respuesta. Cambia tus pensamientos negativos por otros positivos.

Estas técnicas se han de entrenar y funcionan cuando pasan a formar parte de la preparación integral del deportista. Para ello hay que integrarlas como un aspecto más del entrenamiento y no desanimarse en el primer intento.

Meritxell Bellatriu

Psicóloga deportiva

Meritxellbl@copc.cat

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